IMPORTANTE

La entrada que esta entre el 6 y el 7 capitulo tambien es un capitulo! es como la sgunda parte del 6.

viernes, 30 de julio de 2010

Capitulo 17 :)

Otra charla se avecinaba.

Esta reunión era muy distinta a la de hacía dos días. En aquella nos dedicábamos a beber, hablar y pasarlo bien, y en la de ese momento estábamos todos tensos, pensando en alguna solución para que Richi y los otros se calmaran o, en su defecto, que peleáramos en nuestro territorio, donde teníamos ventaja.

Tony se dio cuenta de que le estaba mirando y me hizo una seña para que nos apartáramos un poco. Con gruñido me levanté y me dirigí hacia las escaleras. Confiaba en que Tony vendría detrás de mí, después de todo era él el que quería hablar ¿No? A mi paso varias cabezas se giraron pero no le di importancia.
Estaba demasiado ocupada despotricando contra Richi en silencio.

Cuando consideré que estaba lo suficientemente lejos, paré y me senté encima de una maquina olvidada por los antiguos trabajadores. Segundos después Tony llegaba hasta mí.
Cuando se paró frente a mí no habló, se limitaba a mirarme intentado leer a través de mis ojos. Al principio le devolví la mirada desafiante, pero poco a poco, al ver que él no parecía querer empezar a hablar, comencé a irritarme. Sus ojos marrón oscuro, casi negros, eran tan inescrutables como los míos.

-Suéltalo. – ordené.

Su máscara se vio truncada por la sonrisa, mordaz, que esbozó.

-¿Dónde te los has encontrado?

-Ya os he dicho antes que me los he encontrado al mediodía – le espeté, con una ceja arqueada.

Estaba bien que Tony se preocupara, pero tampoco tanto. Yo no daba explicaciones a nadie, sin excepción. Tampoco me había gustado el tono en que lo había dicho, como si él pudiera ordenarme algo.

-Ya. Pero yo quiero saber dónde.

-Una cosa es que tú quieras saberlo y otra que yo te lo vaya a decir.

-Ariadna. – masculló, pasó unos segundos mirándome duramente, hasta que de repente relajó los músculos y suspiró – lo que quieras. ¿Te han dicho algo más aparte de que buscan pelea?

-No. La mayoría de lo que dijeron era chorradas.

Él pareció relajarse por completo, cosa que no pasó desapercibida para mí. Sabía que cuando se mencionaba a Richi y a los suyos todos se ponían tensos, pero que yo les dijera que ellos solo me habían dicho que buscaban lío no era para relajarse, vamos.

-Intenta no volver a ir por donde sea que te los has encontrado.

-Haré lo que quiera – mascullé con tenacidad.

Tony me miró con los ojos abiertos. Vi como apretaba los puños en un intento de calmarse. No era muy común que alguien de La Banda desafiara a alguno de los líderes, pero cada regla tiene su excepción. Esa era una de las pocas cosas que detestaba de La Banda, ¿Lideres? Joder, yo no estaba hecha para acatar reglas.

-Es por tu bien.

-¿Por mi bien? – pregunté rabiosa. – ¿Pero tú quien te crees que eres? ¿Mi padre?

Me arrepentí nada más decirlo. Sin embargo ya estaba hecho. Tony se enfureció lo vi en su mirada, pero no me achanté, le dirigí una mirada desafiante.

-¡Me cago en la puta! ¡¿Te es tan difícil entender que hay gente que se preocupa por ti?! ¡Deja ya de hacer el papel de chica fuerte que puede con todo!

-¡No hago ningún puto papel!

-¡Una mierda! ¡Claro que…! – empezó a chillar.

-¡¿Se puede saber qué coño pasa aquí?!

Tanto Tony como yo nos giramos hacia las escaleras, a nuestra derecha. De pie, con la boca y los ojos abiertos, estaba Lara, mirándonos alucinada.

Tony estaba rojo de la rabia y con todo el cuerpo temblando. Y yo estaba con las manos cerradas en dos puños, mientras me clavaba las uñas en la palma. La mandíbula apretada y los ojos brillando de determinación y furia.

Pasó un minuto en silencio. Lara nos miraba esperando una respuesta. Tony miraba a algún sitio con los ojos entrecerrados. Y yo miraba la escalera con unas enormes ganas de salir corriendo hasta que no pudiera más. La situación ya se estaba volviendo desesperante. El silencio era incomodo y el ambiente estaba más que tenso.

-¡Que te lo cuente ella! – exclamó Tony para después girarse y volver a donde estaban todos.

Bufé de incredulidad, que pronto había huido. Mi mirada se vio atrapada por la de Lara, que me miraba insistente.

-¿Tú también vas a escaparte sin contarme nada?

-No hay nada que contar.

-Ya, claro. – dijo sarcásticamente.

-Me largo, quiero ir a ver a Carlos.

-Te acompaño – me dijo sonriendo.

Sin contestarle empecé a bajar por las escaleras. Oí sus pasos por detrás de los míos. Aun estaba cabreada, y mucho. Ya había explicado miles de veces que no quería que nadie me protegiese ni que se preocuparan de mí. Se lo había explicado a Carlos, a Lucas, a Tony, a Erich, a Yon, a Lara, a Sara, y a no sé cuantos más también, joder ¿Tan difícil era de entender o qué? Las palabras de Tony me habían cabreado de verdad, claro que sabía que había gente que se preocupaba por mí, pero no por eso podían controlar mi vida y mis actos. La libertad era una de las pocas cosas que tenía, y no iba a renunciar a ella por nadie, ni siquiera por Lucas, Carlos o La Banda.

Mi libertad era lo más preciado para mi ¿Acaso no lo entendían? Poder pensar como quiera, ser como quiera, ir con quien quiera, ir donde quiera y hacer lo que quiera.

En la entrada de la fábrica había varias motos aparcadas. Reconocí la de Adrián, la de Marcos y la de Sara.

No sé porque aumenté la velocidad. Quizás esperaba que así se me pasara el cabreo, pero con cada paso que daba me enfurecía más y más, todo debido a mis pensamientos “optimistas y alegres”. Sin darme cuenta empecé a dar zancadas cada vez más largas, hasta el punto en que me faltaba muy poco para correr. Fue entonces cuando Lara me cogió del brazo y me dio un tirón. Me giré bruscamente y le miré con una mirada rabiosa.

-¿Qué? – pregunté.

- ¿Vas a hacer los cien metros lisos o me explicas de una puñetera vez que pasaba antes?

- ¿Vas a explicarme tú dónde estabas? – contraataqué.

- Ya te lo dije por teléfono – me dijo con nerviosismo.

- Oh, ya, claro. Pero lo que yo quiero es la verdad, no la mentira. – solté mordaz.

- Estaba en casa de Raúl ¡Ya te lo dije!

- Muy bien. – Le dije – Pues entonces antes no ha pasado nada.
.
.
.
.
.
.
No me termina de convencer... No se si he podido expersarlo todo bien, pero bueno, los criticos aqui sois vosotros (:
asi que COMENTAD :)

domingo, 18 de julio de 2010

CAPITULO 16

Venían caminando sobrados de sí mismos. A la cabeza iba Richi y a su derecha estaba Julio, los demás iban detrás. No me sabía el nombre de todos ellos, solo los conocía de vista. Estaban a unos cien metros de mí. Aun no me habían visto, iban hablando entre ellos y riendo. Para ahorrar tiempo recogí mis cosas y guardé los espráis antes de que se dieran cuenta de que estaba ahí. Para cuando me puse la mochila al hombro, Julio ya se había dado cuenta de mí, y le dio un codazo a Richi. Él levanto la cabeza y me vio, entonces todos le imitaron y me miraron. Se fueron acercando hasta quedar a unos cinco metros más o menos.
- Vaya, vaya. Mira a quien tenemos aquí. – dijo socarronamente Richi – Nada más y nada menos que a la protegida del hijo de puta de Tony y la novia de Charlie.
Le miré con asco.
- No vayas jodiendo, no tengo ganas de aguantar tus putas gilipolleces – le espeté.
- La tía va de dura – se carcajeó uno.
Puto idiota. No me gustaban las peleas, pero no por eso huía de ellas. Aun menos si me tocaban mi orgullo. Iba responderle pero Richi habló.
- O eres idiota o temeraria. – me soltó – Me extraña que Juanma y aquellos hijos de puta no os hayan avisado de nada.
- Vaya, Richi. Me sorprendes – me burlé de él - ¿Desde cuándo te importa que nos avisen o no?
Se rió y luego me miró directamente a los ojos quedándose muy serio.
- No te equivoques, guapa. Me importa una mierda lo que os cuenten o lo que os pase.
- Menos mal, ya me estabas asustando. – ironicé.
Estaba alerta. Eran nueve contra una. Poco iba a poder hacer si nos cogíamos a ostias. La verdad es que en el fondo sí que tenía un poco de miedo. Pero me escudaba en el sarcasmo y la ironía.
- Mira que graciosa la niñata.
Amenazó. Se fue acercando a mí. Pero yo no me alejé.
- Sigue acercándote y te meto los huevos por el culo. ¿Te enteras? – le amenacé.
El sonrió de lado y paró de acercarse. Los demás estaban en el mismo sitio que antes. Casi todos estaban sonriendo maliciosamente. Solo Julio estaba serio.
- Ayer Julio y yo vimos a uno de los vuestros – se giró hacia Julio - ¿Cómo dijiste que se llamaba?
- Joel – respondió aún serio.
El que me faltaba. Ahora tenía Joel hasta estando con Richi y estos.
- Ese. Le vimos ayer y tenía un “bonito” ojo morado. – dijo con sarcasmo – Me han dicho que se lo habías hecho tú, ¿Es verdad?
- Se lo merecía.
Todos empezaron a reír.
- ¡Tienes cojones! – dijo uno de los que estaba por detrás.
Me sonó el móvil. Ante esto todos fueron callándose.
- ¿Sí?
- Ariadna.
Carlos. Joder.
- Hola.
- ¿Donde estas?
No iba a decirle ni donde ni con quien estaba. Por una parte porque los nueve tíos que tenía delante se me tirarían encima y por otra parte porque Carlos se volvería loco y vendría hasta aquí con una navaja para rajar a cualquiera que se me acercara, todo esto herido.
- De camino al orfanato. Te tengo que dejar. Un beso. – sin esperar una contestación le colgué.
Aquellos me seguían mirando. Ahora casi todos estaban serios.
- No es que no me lo esté pasando bien aquí – dije con sarcasmo – pero me tengo que ir, así que ¿Qué coño queréis?
- Dile a Tony y a esos que ya nos veremos las caras.
Empecé a caminar. Ya estábamos a unos quince metros de distancia cuando alguno me gritó.
- ¡A la próxima no tendrás tanta suerte como hoy!
Pasé de ellos. Si que había tenido suerte de verdad.

Llegué justo a tiempo para comer. Subí a dejar la mochila y bajé al comedor. Estaba intentando descubrir donde estaba Lucas sentado cuando un silbido me hizo girar la cabeza a la derecha. Allí estaba Lucas sentado con otros dos chicos.


- Lara ¿Dónde estás? – pregunté nada mas ella cogió el móvil.
- Ey, despacito tía – dijo intentando calmarme –. Estoy en casa de… - entonces calló, dudando que contestar. Lo noté enseguida – ¡de… Raúl!
La verdad es que su respuesta no me convenció. Igualmente tampoco importaba mucho donde estuviera. Solo necesitaba ver a La Banda, y si era en la fábrica mucho mejor.
- Vale – le hice creer que me lo había creído – necesito que avises a todos para vernos en la fábrica de siempre.
- ¿Y eso?
- Tengo noticias.
- Vale, vale… No me cuentes todo de una vez - dijo con sarcasmo.
- Déjate de chorradas – le recriminé - ¿Vas a hacerlo o qué?
- Si. Les diré que en una hora nos veamos allí.
Nos despedimos y colgué.

En una hora y diez minutos estábamos casi todos los de La Banda reunidos como siempre en aquella fábrica abandonada. Una de los pocos que faltaban era Lara. Advertí como Raúl sí que estaba presente. Todos me miraban interrogándome con la mirada. De normal yo nunca mandaba organizar una reunión, y cuando estaba en una acostumbraba a estar en silencio.
- Es Richi – pusieron más atención a mis palabras –. Busca pelea, Tony, sobretodo contigo.
Los demás se quedaron alucinados. No sabía que les sorprendía tanto. Hacia un par de noches ya nos había avisado de que aquellos buscaban pelea. Y todo por el gilipollas al que se le ocurrió ser arrestado en su territorio. Aunque desde luego las cosas venían de antes. Se odiaban y había tenido peleas desde antes de que yo entrara a La Banda. No sabía cómo había comenzado todo. Tampoco era muy importante. El pasado, ya había pasado. El futuro aun no ocurría. Lo realmente importante era el presente. Lo que ocurría en esos instantes.
- ¿Cómo lo sabes? – dijo Juanma incrédulo.
- Me los he encontrado este mediodía. Me advirtieron.
- Pero… ¿No te han hecho nada? ¿Ni te han amenazado?
Quizás eso era lo más impactante. Que no me había ocurrido nada.
- Ya lo he dicho. Me dijeron eso y ya está.
Pasamos un rato hablando. Pensando en que podíamos hacer si nos llegábamos a encontrar con ellos. Lo que era más que probable.
No pude evitar que en esta reunión no estaba Carlos. Él seguro que habría dicho alguna idiotez, pero por lo menos relajaría el ambiente.
Sentí que alguien me observaba. Claramente sabía que había varias cabezas que me miraban pero la mirada que sentía me quemaba. Odiaba la sensación, mas incomoda no podía ser. Joder. Me giré y vi como Tony me miraba insistentemente.