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La entrada que esta entre el 6 y el 7 capitulo tambien es un capitulo! es como la sgunda parte del 6.

miércoles, 19 de enero de 2011

Capitulo 24 :)

Suspiré, últimamente no hacía más que recordar cosas del pasado, en vez de vivir el presente, que es lo que debía hacer. Me acordé de que tenía instituto y miré el móvil para ver la hora. Las siete y veinte. No me apetecía nada ir, realmente no me apetecía nada, solo sentarme en alguna cama o en algún sofá, pensar, hablar con alguien sobre nada en concreto, no sé. Pero lo que no me apetecía era ir a escuchar a los profesores explicando cosas que realmente ni ellos entendían, no me apetecía aparentar delante de nadie.

Me aparté el pelo de la cara y miré al cielo, aun estaba oscuro y se veía el frio. Sonreí acordándome como cuando era pequeña le dije a mi padre que era imposible ver el frío, él me explicó sonriéndome que, en invierno, si miras al cielo, lejos de donde estas y ves azul, pero no un azul como el del cielo cuando aun es de noche, un azul que contraste con el resto del cielo, eso es el frío. De pequeña no lo terminé de entender, pensaba que si eso era el frío sería algo mágico o algo así, aunque simplemente ese azul es la ola de aire helado.

No sé porque me vino a la cabeza Ruth, Mónica y las demás, mi antiguo colegio. Me acordé que los martes entraban una hora tarde al colegio, siempre era así, en infantil, primaria, secundaria y bachillerato. Era sorprendente que recordara detalles de mí pasado con tanta claridad y sin embargo los de esa noche fueran más borrosos. Supongo que el pánico y el miedo me nublaron los sentidos, después de todo era una niña entonces… Aunque supe que si aquello no hubiera ocurrido, si aun vivieran mis padres y su muerte fuera algún día en que yo tuviera dieciséis años, tampoco sabría que hacer, como reaccionar, que decir…

Nadie está preparado para ver morir a las dos personas más importantes de su vida. Absolutamente nadie. Cuando alguien tan importante en tu vida, familia o amigos, muere, sientes que ya nada va a ser lo mismo, y es verdad, todo cambiará, sientes como tu corazón se rompe y el dolor que sientes es mucho más de lo que puedas soportar. Pero cuando ves como muere esa persona, no cambia todo, cambias tú. El sufrimiento no te deja hablar, el dolor te aísla de todos, saber que has visto como muere esa persona sin poder hacer nada te llena de impotencia. Te llena de rencor, de odio, de repugnancia, hacia ti mismo. Realmente no se puede expresar con palabras los sentimientos que te atraviesan en alguna de las dos ocasiones.

Miré otra vez el reloj, impaciente por no saber qué hacer, las ocho menos veinte ya. Sin saber bien lo que hacía cogí el móvil y busqué en la agenda. Un pitido, dos, tres, cuatro. Empezaba a pensar que saltaría el buzón de voz, pero en el último pitido cogieron el móvil.

-¿Si? – una voz adormilada me lo cogió.

-Ruth, soy Ariadna.

-¿Ariadna? – su voz sonó mas despierta, mi nombre seguramente la espabiló un poco

- ¿Qué pasa para que me llames a estas horas?

-Bueno, es que… No sé como decírtelo.

No sabía aun como hablar con ella después de ocho años sin vernos, aunque lo hubiéramos arreglado hacia unos días, no era tan fácil recuperar la confianza.

-Empieza por el principio, siempre es lo mejor – su voz era agradable, animándome a que le contara lo que me pasaba.

-Tengo instituto en unos veinte minutos o menos y no quiero ir y…

-¿Quieres venir a mi casa? - me interrumpió.

-¿Lo dices en serio o porque has adivinado que te iba a preguntar?

-Lo digo en serio, anda vente, quiero verte y hablar contigo. Les diré a mis padres que estoy enferma y no iré hoy al colegio.

Abrí la boca un poco sorprendida, sabía que Ruth quería estar conmigo como antes pero no sabía que tanto. De pequeña el colegio para ella era sagrado, y si de pequeña ya era así creía que ahora sería peor… Iba a decirle que gracias, pero al mencionar a sus padres, mi corazón se oprimió y rencores del pasado volvieron a flote.

-Ruth ¿Me haces un favor? – pregunté seria, a lo mejor no les gustaba la idea o se cabrearía.

-Claro, dime.

-Te estoy agradecida y eso, pero… no quiero ver a tus padres. – durante uno o dos segundos solo oí silencio – Si te moles…

-Te entiendo, Ariadna – sonó sincera y resignada -. Es normal que no quieras ver a mis padres después de todo lo que pasó… Venga, ven que te espero en la puerta principal, que mis padres aun duermen.

-Ruth, gracias.

-No tienes que dármelas, lo sabes.

Cuando colgué sentí un sentimiento que me oprimía el corazón, como si me lo intentaran aplastar, los ojos me escocían y los sentía húmedos. Cerré los ojos con fuerza y apoyé mi cabeza en mis manos. No iba a llorar. No lo iba hacer. Respiré hondo durante un minuto aproximadamente y me levanté.

El cielo empezaba a clarear y las calles empezaban a llenarse de vehículos, algunos iban a trabajar, otros a estudiar. Mientras caminaba pensaba en todo lo que había pasado desde que salí del hospital, las reuniones con La Banda, la visita a mis padres, mi reencuentro con Ruth y las chicas, Charlie herido, Richi y los demás, Lucas diciendo que se quería ir… Eran demasiadas cosas para tres o cuatro días. Eran demasiadas cosas para mí. Demasiadas rayadas de cabeza. Necesitaba descansar, desconectar un poco, lejos de todo y de todos, y Ruth era mi salvación. Nadie sabía que tenía que ver conmigo, si me conocía o no, y aunque lo supieran no sabían donde vivía.

Llegué a casa de Ruth unos veinte minutos después. Miré la calle y un poco más lejos vi mi casa, con ese aire abandono y desolación que había sentido la noche en que fui. Desvié la vista, no quería sentirme mal. Me giré hacia la puerta principal de la casa de Ruth y allí la vi, con un camisón y con el pelo perfectamente hecho, pero con una cara de sueño que no se la podía aguantar. Al verme me sonrió mientras abría la puerta de entrada. Me acerque lentamente, todo esto me cansaba mucho.

-Hola Ariadna – me dijo sonriéndome.

-Buenos días – respondí.

-Ahora entraremos sin hacer ruido que creo que mi padre ya se está despertando. Ya les he dicho que no voy al instituto.

Asentí con la cabeza y entramos a la casa. Me detuve unos segundos para contemplarla, estaba mucho más lujosa y moderna desde la última vez que vine, pero aun así seguía igual, en cierta forma. Caminamos hasta en silencio hasta subir al segundo piso, donde pude oír los pasos del padre de Ruth en la habitación de matrimonio. En un instante el odio me cegó y mi orgullo me pedía entrar ahí y gritarle a él y a su mujer todo lo que me habían hecho, todo en lo que me había convertido por su culpa. Respiro profundamente hasta que me quite la idea de la cabeza, estaba ahí porque no quería ir al instituto, no para descargar mi rabia en los padres de mi amiga.

Al entrar en la habitación de Ruth pude comprobar que era la habitación que más había cambiado de toda la casa. Ahora era la habitación propia de una adolescente, bastante rica. Era bonita y por la ventana se veía el jardín trasero. Ruth me dejó pasar y cerró la puerta suavemente. Yo dejé la mochila en la silla y me senté en la cama, al lado de Ruth, que se había acostado en ella.

-Ariadna, se que ya nada es lo mismo que antes, se que todo ha cambiado pero aun así se cuando te pasa algo, y sé que ahora mismo algo te ronda la cabeza – la miré sorprendida por sus palabras, ella no me miraba, su mirada estaba fija en el techo y parecía que le costaba hablar -. Me gustaría ayudarte ¿Sabes? No te voy a obligar a que me cuentes nada, pero me gustaría que supieras que voy a estar a tu lado.

-No sé qué me pasa… - suspiré, ella era la única en la que ahora mismo podía confiar y realmente parecía que se preocupaba por mi – Tengo demasiadas cosas en la cabeza, demasiados problemas.

-Si que sabes lo que te pasa. – me contestó sencillamente.

-Pero no es tan fácil de explicar.

Ella se giró y se me quedó mirando, le devolví la mirada sin mucha emoción. No había cambiado mucho desde pequeña hasta ahora, quizá solo había cambiado en la forma de la cara, se había hecho más mujer, ya no tenia los rasgos infantiles de aquella época. Suspiré mientras apartaba la mirada, a lo mejor era el momento de sincerarse con alguien.

-Hay algo que no os conté el otro día – esperé a que dijera algo, pero ella no me contestó –. Hace casi dos años que pertenezco a una banda callejera.

-¿¡Cómo!? – se incorporó rápidamente mientras me miraba con los ojos abiertos de par en par.

-Pues eso, que pertenezco a una banda callejera. ¿Quieres que te explique mis problemas, no? Déjame hablar, que hay para rato. – le dije cortándola.

Le expliqué lo de las peleas, los malos rollos con Richi, las movidas con las drogas, las persecuciones de la policía, los graffitis. Le expliqué quien era Carlos, Lucas, Lara, Tony, todos. Le conté como había sido mi vida después de aquella noche. Tan solo omití la noche de mi intento de suicidio. Con cada palabra que salía de mi boca, con cada cosa, sus ojos se abrían mas y su boca más de lo mismo. En algunos puntos de la historia palidecía, en otros temblaba y en alguna ocasión creía que iba a llorar. Yo sabía que en el fondo de su corazón se arrepentía de haber preguntado, habría sido más feliz si no supiera qué clase de vida llevaba su mejor amiga de la infancia. Pero lo hecho, hecho estaba. Después de todo era la verdad y había sido ella la que lo había querido saber. Para cuando terminé, lagrimas asomaban en sus ojos y temblaba casi incontroladamente.

-N-no me imagino por lo que has tenido que pasar… Ariadna yo…

-No me digas que lo sientes, Ruth. Todo esto no ha sido culpa tuya.

-Ya, pero tía… ¡Esa banda no hace más que traerte problemas! ¡Han estado a punto de meterte en el correccional! ¡Y estás metida en un montón de líos! – estaba casi chillando histérica.

-¡No grites! ¡Vas a despertar a tus padres! – dije mientras le tapaba la boca con la mano – No voy a dejarme La Banda si es lo que insinúas.

-Pero…

-¡Pero nada! Ellos son también mis amigos.

Ante eso se calló y bajó la cabeza. Respiró profundamente y se sentó en la cama abrazándose las rodillas.

-Me hubiera gustado estar contigo en esos momentos… - su voz sonaba amortiguada y que tenía su cara entre sus brazos, apoyados en sus rodillas.

-No podías, no te tortures más.

Me hubiera gustado decirle que a mí también me hubiera gustado tenerla ahí en esos momentos, me hubiera gustado que la chica a la que consideraba mi amiga me hubiera apoyado, pero ella ni siquiera sabía dónde estaba yo.

-Ruth mira, tú y todas las demás sois mi infancia y siempre formareis parte de mi, Lucas es casi la persona más importante que hay en mi vida, es mi hermano y mi vida entera, pero La Banda os guste o no también forma parte de mi, ellos no han evitado que vea la realidad como hicieron mis padres, ni tampoco me han impedido que me enfrente yo sola a la vida, como hace Lucas. Ellos me dejan crecer y superarme, son ellos los que me dejan actuar por mí misma, sabiendo que después me tendré que responsabilizar de las consecuencias, son los que me han enseñado a vivir. No sé si me entiendes o no, pero es como mejor lo puedo explicar, nunca he hablado de esto…

Ruth levantó la mirada y vi que estaba llorando silenciosamente. Al verla algo dentro mi se rompió y no supe que decir, pero tampoco hizo falta. Ella se acercó a mí y me abrazó fuertemente, como si no quisiera dejarme ir, yo hice lo mismo y la abracé. Ese abrazo me demostró mil cosas, una de ellas, que Ruth no me fallaría nunca, que realmente le jodía no haber estado a mi lado y haberme dejado sola. Poco a poco también empecé a llorar, hacía tiempo que lo necesitaba.

Nos quedamos así durante varios minutos. Compartiendo nuestro dolor en un abrazo de verdadera e inquebrantable amistad. Finalmente nos separamos lentamente mientras nos sonreíamos. Ruth bajó la cabeza para limpiarse las lágrimas cuando vi que se tapaba la boca con la mano para no gritar.

-¡¿Qué es eso?!

La miré desconcertada sin saber a qué se refería, pero ella me cogió por la muñeca y la levantó hasta que quedó a la altura de mis ojos. A unos centímetros de mi cara tenia las cicatrices de mi error.

2 comentarios:

  1. Hola:)!
    Nosé quien eres pero por lo visto editas, yo también.
    Te he encontrado porque sigues mi blog, gracias jajaja.
    Y bueno decirte que la historia está super bien, me leído los 6 primeros xDD.
    Pásate cuando quieras un beso guapa.

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