IMPORTANTE

La entrada que esta entre el 6 y el 7 capitulo tambien es un capitulo! es como la sgunda parte del 6.

lunes, 17 de mayo de 2010

Capitulo 13

Me quedé mirando al techo, sin pensar ni hacer nada durante un rato más bien largo. Al mirar hacia la mesita de noche vi mi cartera, dentro tenía una foto mía y de Carlos. Carlos. Joder, el muy capullo no me había llamado aun ¿Seguiría enfadado por lo de anoche? Bah, me daba igual. Ya se le pasaría. Yo no pensaba disculparme, no había hecho nada malo. Solo había querido estar sola.
No tenia sueño. Me levanté y me acosté encima de una toalla en el suelo y me puse a hacer abdominales para que me entrara el cansancio.
Cuando llevaba diez minutos haciendo ejercicio Buscando el camino de Pignoise empezó a sonar en mi móvil. Cogí el móvil y sin mirar la pantalla acepté la llamada.
- ¿Sí?
- ¡Hola Ari! – era la voz de Lara - ¿Cómo estás tía?
- Bien ¿Debería de estar mal? – inquirí, por su tono de voz parecía que realmente se esperaba que yo estuviera de bajón.
- No, hombre mejor que estés bien – dijo alegre – lo digo porque ayer te fuiste de repente, nos dejaste bastante preocupados, sobre todo a Carlos…
- Ya, claro, sobre todo a él. Por eso no me ha llamado en todo el día ¿Verdad? – dije sarcástica a más no poder.
- En serio que estaba preocupado, y lo está aun. Pero ya sabes cómo es él, igual de cabezota que tu.
- Lo que tu digas Lara, no tengo ganas de discutir.
- Lo que quieras ¿Te ha pasado algo interesante hoy?
No sabía si decírselo, la “clase alta” era más que odiada por toda La Banda, más que nada porque ellos tenían privilegios con los que nosotros ni siquiera podíamos soñar.
- No. He acompañado a Lucas a trabajar y después me he pasado el resto del día en el orfanato.
- Pues que aburrido. Y… ¿Qué tal le va a Lucas?
- Bien. le va bien en el trabajo y todo eso.
- Me alegro…
Lara aun había llegado a conocer a Lucas cuando este estaba en La Banda, él se fue dos meses después de que ella entrara. No habían sido amigos, pero Lucas para ella había sido como su “amor platónico” y aun se preocupaba por él, aunque realmente ya no le gustaba.
Seguimos hablando un rato más sobre cosas triviales. No estaba muy interesada en todo lo que me contaba pero por lo menos me distraía y seguro que me llegaría el sueño mucho más pronto.
- ¡Ah, se me olvidaba joder! Hoy Carlos se ha peleado.
- ¡¿Qué?! ¿Con quién? – ahí sí que empecé a prestar atención.
- Con Joel – dijo emocionada – por lo que te dijo ayer sobre tus… bueno ya sabes.
Carlos era gilipollas.
- Carlos es gilipollas - expresé lo que pensaba.
- ¿Cómo? ¡Tía es súper bonito lo que ha hecho por ti!
- Olvidaré que has hablado como una pija – dije picándola – No necesito que nadie me proteja, ya sabes que odio eso.
- ¿No jodas? Como si no lo supiera. – dijo riendo - Yo creo que deberías ir a verlo el hijo puta de Joel le ha rajado.
Me levanté de un salto mientras la sangre en mis venas se congelaba. No podía hablar, no me salían las palabras.
- No ha sido muy grave pe…
- ¿Está Carlos en su casa? – la interrumpí.
- Si ¿Por?
No le contesté. Corté la llamada y empecé a vestirme con lo primero que veía tirado por la habitación. No podía pensar en nada, tenía la mente en blanco y me costaba asociar las ideas. Carlos. Joel. Navaja. Sangre. Me acordé de cuando vi a Lucas después de que lo apuñalaran, fue horrible, estaba pálido y no respiraba bien. Durante cinco semanas después de lo de Lucas había tenido pesadillas donde él moría desangrado. No quería volver a pasar lo mismo con Carlos. Con él no…

Crucé corriendo los pasillos y el patio trasero hasta el agujero de la valla, sin preocuparme por no hacer ruido, total ¿Qué podían hacerme?
La casa de Carlos estaba lejos, casi a la otra punta de la ciudad, iba a tardar demasiado si iba a pie. Mientras empezaba a correr iba marcando un número con las manos.
- ¡Eh! ¿Qué pasa Ari?
- Nada ¿Dónde estás Lucas?
- Trabajando – dijo como si fuera obvio – estoy haciendo horas extras te lo dije esta mañana.
- ¿Tienes descanso?
- Si, en cinco minutos per…
- ¿Hay por ahí alguien que tenga moto?
- Si pero…
- Ahora me paso.
Colgué y empecé a correr más rápido que antes hacia el trabajo de Lucas. Sentía un pinchazo en las costillas, flato, seguramente era por haber ido corriendo al mismo tiempo que hablaba por teléfono. Pero el flato no hacía que aminorara la velocidad, había estado en peores situaciones y el flato era bastante poco importante si lo comparas con que si paras te rajan de arriba abajo.
Llegué en unos ocho minutos y se lo explique rápidamente a Lucas, que a pesar de no gustarle Carlos sabía que era importante para mí. La moto me la dejó un compañero de Lucas. Se lo agradecí diciéndole que mañana se la devolvería, el chico no tendría mucho más de diecinueve y me dijo que no pasaba nada, que si era amiga de Lucas entonces se fiaba de mí. Seguramente si supiera donde estaba yo metida no se fiaría tanto.

Bajé de la moto y le puse la cadena para que no la robaran. El barrio donde vivía Carlos era de todo menos seguro, más de una vez habíamos tenido problemas con chicos de ese barrio. Al llegar a la puerta me paré no sabía quién iba a abrir, el hermano de Carlos me era indiferente, me daba mala espina pero después de todo yo no era nadie para juzgar, más que nada porque casi ni había hablado con él en mi vida. Pero su padre… joder, ese sí que me daba mal rollo. Al final de me decidí y llamé al timbre. Estuve un rato esperando pero no abrían. Volví a llamar.
- ¿Quién es? – dijo al cabo de tres minutos una voz grave.
No me había dado cuenta de que estaba reteniendo la respiración, igual que no me di cuenta de que al oir la voz había suspirado de alivio. Si que estaban en casa.
- Soy Ariadna.
En ese momento la puerta se abrió dejando ver a un chico entre veinticinco y veintiséis años, moreno y con los ojos color miel. Era Pablo, el hermano mayor de Carlos que me miraba mientras sonreía de lado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario